“Aquello que no es mirado, no existe”La mirada del otro ahoga la soledad y abre las puertas del reconocimiento, de la autoestima, de la confianza en uno mismo y del bienestar.Si el otro te mira, te sientes acompañado en lo que haces.Si miras al otro, le demuestras que te importa quién es o qué hace.A veces, aquello que no puede ser dicho con la palabra puede ser expresado con la mirada. Hay que dar valor a los momentos en que los ojos no tienen prisa y se detienen en los pequeños detalles; a las miradas llenas de afecto y de intenciones; a los momentos en que perdemos de vista el resto …
Contingut només disponible per a subscriptors
Accedeix a aquest article individual per només
3€ IVA incluido
Descobreix tot el nostre contingut sense límits
Ja tens compte? Inicia sessió