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Contigo en brazos, por primera vez aíslo, en la pared, la sombra que formamos juntos. Tienes veinte minutos de vida.
Tu madre cierra los párpados, pero no quiere dormir. Descansa los ojos nada más que unos segundos.
– A veces a los recién nacidos se les olvida respirar – nos dice una amable enfermera aguafiestas.
Me pregunto si lo dice así todos los días. Con las mismas palabras. Con el mismo aire prudente de advertencia triste.
Tu pequeño cuerpo respira, sí: incluso en la penumbra del hospital, tu respiración es visible. Pero yo quiero escuc…