Podríamos imaginar la innovación como un río de conocimiento que nos atrae con el frescor de sus aguas y nos anima a zambullirnos en él, a fin de renovar y reavivar nuestras fuerzas, a la vez que nos desprendemos del polvo de nuestras rutinas profesionales, acumulado durante largo tiempo en nuestra piel.
Y como la corriente de este río de conocimiento es más fuerte en el medio, allí donde sus aguas son más profundas, nadamos próximos a la orilla’ confiando en que, así, la corriente no llegará a arrastrarnos río abajo. En la seguridad de nuestra orillal pensamos en cómo desarroll…