IL·LUSTRACIÓ: ZOE ALABART
Perdida
Atravieso los días empujándome con la fuerza de mis gemelos desde un estanque de agua baja. Hay limo bajo mis pies. Frío, resbaloso. Me produce eso mismo que la primera vez que paré los pies en el caudal del Delta del Tigre y en la cara se me instaló un gesto de asco disimulado. Camino siguiendo los límites del estanque en círculo. Cada tanto rozo con los dedos algún pedrusco y doy tantas vueltas que despierto con mi andar una espiral centrífuga. Hasta que el ritmo se acelera demasiado y empiezo a sentir el mareo sobre mi diafragma. E…