Durante trece años he experimentado en la vida cotidiana del aula de cómo responder a la demanda que formulan el 90 % de las chicas y chicos adolescentes: “Queremos hablar de sexualidad”.
De esta experiencia he aprendido que esta demanda del alumnado pasa enseguida de un deseo de hablar de sexo a una necesidad de tratar la afectividad, los sentimientos, las relaciones de poder y de placer, el cuerpo y su capacidad como instrumento de placer y como lenguaje, las diversas formas de vivir el amor, el importante papel de la belleza física en las relaciones, la crítica al modelo de relaciones…