Cuando descubro gente que trabaja desinteresadamente para crear recursos que enriquecen la labor educativa, siento que estoy en contacto con una parte exquisita de la especie humana. Si, además, una parte de estos recursos están diseñados para ser utilizados por gente menuda, entre los 6 y los 12 años, me alegro enormemente porque yo soy maestra de primaria y sé que algo podré aprovechar con mis alumnos y alumnas. Pero si, además, se trata de una colección de juegos simbólicos y actividades basadas en cuentos (que es el recurso que más se agradece a estas edades), para ser jugados…