Estamos condenados a elegir, a decidir, tanto en la vida individual como en la organizativa. De hecho, mirar retrospectivamente un período de vida personal o una etapa en la trayectoria de una organización equivale a seguir la cadena de las decisiones tomadas. Así, podemos afirmar que en parte “somos aquello que decidimos.
Decidir es una manifestación de la voluntad, que emerge y se sumerge en una situación existencial saturada de necesidades, sentimientos, interrelaciones y voliciones. Por ello la explicación de muchas decisiones está en el entramado de factores que envuelven la situ…