En la escuela debíamos establecer relaciones equilibradas con las personas recién llegadas; había que comportarse de manera solidaria, reconociendo y valorando críticamente las diferencias de tipo social (Lluch, Rodas y Salinas, 1995; Gimeno Sacristán, 1993). Esta premisa se convirtió en guía metodológica desde el principio de nuestro trabajo. A partir de ese momento, procuramos conocer rasgos de otras culturas acogidas en el mismo espacio escolar con la intención de atender correctamente a la diversidad y, a la vez, hacer crecer nuestra propia cultura en todo el mundo.La preocupac…
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