Para una persona como yo, mayor y sin ninguna experiencia directa de convivencia con niños pequeños, ni familiar ni escolar, es muy difícil imaginar qué es lo que el niño (y si atiendo la indicación 0-6 añadida al título de ese monográfico, todavía más difícil) encuentra en la calle.
Quisiera empezar con algunas consideraciones referidas a experiencias profesionales en el mundo de las construcciones escolares. En 1959, una trienal de Milán dedicada en parte a los edificios escolares, introdujo en el ideario de higiene, funcionalidad y racionalidad espacial (que había presidido …