Hablar de la muerte és delicado, especialmente porque es una vivencia personal, íntima, y no se pueden generalizar las propuestas de actuación. Cuando se vive esta situación de forma próxima, hay sufrimiento, dolor, miedo, y es imprescindible establecer una buena comunicación con las personas afectadas y ofrecerles apoyo y afecto. La persona es un ser comunicativo, y el acto de comunicación implica emotividad.
Hablar de la pérdida, el sufrimiento y la muerte no está bien visto socialmente; es una realidad que se esconde. Resulta curioso, ¿verdad? A pesar de que se trata de circunst…