En los últimos treinta años han proliferado en España iniciativas orientadas tanto a desvelar el sesgo androcéntrico del lenguaje y el sexismo en el uso de la lengua como a mostrar algunas maneras de nombrar el mundo en femenino y en masculino que nos permitan designar a las mujeres y a los hombres en su calidad de personas diferentes pero con igual derecho a ser y a habitar en el escenario de las palabras. Instituciones como el Instituto de la Mujer, programas de coeducación, estudios académicos y colectivos feministas han insistido una y otra vez durante este tiempo en algo tan obvi…
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