No deja de llamarme la atención la facilidad con que utilizamos toda clase de artilugios sin hacernos preguntas sobre cómo funcionan o de dónde proceden. Es cierto que pocos se preguntaron en la antigüedad cómo hace una gallina para poner un huevo, pero sí sorprendió, y mucho, ver a una máquina de vapor moverse “sola”.La novedad siempre fue fuente de curiosidad pero, una vez sumergidos en la sociedad de la tecnociencia, pocos ciudadanos se asombran verdaderamente ante las “novedades” pues se ha creado un estado de ánimo que Don Hilarión expresa perfectamente en La verbena de la Pa…
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