La realidad cotidiana nos recuerda continuamente la crisis de valores que sufre nuestra sociedad; más aún, pone de manifiesto la flagrante contradicción entre los principios que rigen el comportamiento democrático -respeto, tolerancia, aceptación de la diversidad, solidaridad, compromiso- y los que rigen el comportamiento habitual, más cercanos al individualismo, al materialismo y a la búsqueda del bienestar personal por encima de todo.
Muchos de los que nos formamos y crecimos en los años sesenta y setenta tuvimos unos referentes que nos permitían interpretar la sociedad y creer en…