Para la sociedad actual, la formación lingüística en la enseñanza obligatoria no se puede limitar a una única lengua, sino que ha de permitir que un ciudadano medianamente formado sea capaz, como mínimo, de entender y de expresarse en una lengua extranjera, en castellano y, también, en gallego, catalán o euskara según corresponda.
El panorama del aprendizaje lingüístico en muchos centros educativos de secundaria muestra un plurilingüismo altamente enriquecedor. En el caso más complejo, el de los territorios con lengua propia, el alumnado puede haber estado escolarizado en progra…