En mi modesta opinión, la situación actual de nuestro sistema educativo está lejos de alcanzar los objetivos que oficialmente se le han fijado.
Por un lado, la propia Administración impulsó, a principios de los noventa, una reforma en forma de ley orgánica, LOGSE, pero no fue capaz de dotarla de los recursos adecuados ni supo liderar el cambio, sucumbiendo bajo una opinión pública que no presta más atención a la educación que cuando “es noticia” por algo que no funciona.
De la LOGSE a la LOCE, la actual ministra de educación, ha declarado que la anterior ley “salía demasiado car…