El pasado siempre constituye un ser extraño producto de un inagotable combate entre la memoria y el olvido. La escritura, “fármaco de la memoria”, al buen decir de E. Lledó, nos ayuda hoy a fijar y actualizar nuestros recuerdos en el primer aniversario de la oprobiosa invasión de Irak. Y ello, lejos de todo afán conmemorativo, puesto que la historia crítica que propugno nada tiene que ver con la celebración fastuosa del pretérito, y mucho, en cambio, con la recuperación dolorida de las imágenes del terror y del dolor. De ahí que la educación histórica de la memoria, fuera de to…