El profesorado de educación primaria tiene muy claro que su alumnado está en el momento idóneo para profundizar en su educación como consumidores. Sabe que son las víctimas propiciatorias de una sociedad de consumo que les pone en bandeja ídolos virtuales, de papel o de vinilo, muy apetecibles, pero que no contribuyen, precisamente, a su formación personal y/o social.
Las contradicciones están a la orden del día. Por un lado se valora la delgadez y, por otro, se ponen a su alcance todo tipo de chucherías, golosinas, dulces, salados, etc., que, con la complicidad de madres y padres …