Las artes establecen a lo largo de las civilizaciones un interminable flujo formal, definido y acotado históricamente en la sucesión de los estilos. Las obras representativas de cada estilo se forjan, a través de la dialéctica de opuestos, bien sean los estrictamente formales: la figura y el fondo, soporte y forma, masa y el hueco, o entre pares de tipo conceptual: lo real y lo trascendente, lo animal y lo humano, merced al dualismo en la conciencia del hombre, único ser viviente consciente de su finitud, sus limitaciones y determinismos. Este dualismo infiere, en aras de su propia nat…