En un artículo nuestro anterior (Monereo y Pozo, 2001), especulábamos sobre cuáles eran las competencias esenciales que debería poseer cualquier ciudadano para sobrevivir, con ciertas garantías, en una sociedad marcada por cambios incesantes, acelerados y, en muchos casos, convulsos. Prácticamente, en el mismo período, administraciones como el Ministerio de Educación, Cultura y Deporte (2000) o el Departament d’Ensenyament de la Generalitat de Catalunya (2000) realizaban sendas publicaciones que tenían en las competencias básicas su principal foco de preocupación. Aun cuando el c…