Durante la década de 1980 no fueron pocos los autores que le diagnosticaron a la pedagogía una auténtica crisis de identidad. El ámbito de la duda alcanzaba dos extremos: por un lado, la caracterización científica de la pedagogía, en cuanto a actividad científica e intelectual, y por otro, a la configuración social del rol profesional del pedagogo. Sin duda, ambas facetas no son independientes; más bien todo lo contrario, y cualquier estudio prospectivo en torno a esta disciplina y profesión resultaba de mal pronóstico.
Más adelante, durante la década de 1990, se han recogido l…