En cada acto de consumo hay emociones, deseos, intereses, conocimientos, valores; maneras de pensar, de sentir, de actuar.
La educación del consumidor permite vertebrar las actividades de enseñanza-aprendizaje integrando las diferentes áreas y los valores comunes a los diferentes ejes transversales -sin parcelar ni diversificar currículos-, como una educación potenciadora del saber accesible a todo el mundo. Haberla incorporado desde hace años a mi labor educativa me abre puertas para educar con ilusión y con la satisfacción de dejar poco espacio a vacíos educativos. Por eso quiero …