¿Jugamos a…? ¡Sí, sí…! “Perejil, perejil, que no me den a mí. China doy salva estoy.”
“¡Me pido prime!, decía una. ¡Segun!, decía la otra! ¡Terce!, decía la otra, sin remedio, pues sólo jugaban cuatro. Buscar la china y la retahíla adecuada para el sorteo era la llave para entrar en el ritual del juego que había propuesto la que sin duda sería “madre” y a la que todas respetarían en sus decisiones… ¡Por algo había propuesto el juego…!
En estos recuerdos, seguro, veréis reflejados retazos de vuestra infancia porque, ¿quién, en algún momento de su vida, no ha sido …