Ya estamos de lleno en el último trimestre del curso y, por lo tanto, a las puertas de su final. En muchos centros escolares, a partir de determinados niveles, por estas fechas, año tras año, se repite una situación que acabará desembocando en lo que podemos denominar un estrés colectivo: del propio profesorado, del alumnado e, incluso, de sus familias. El fenómeno es bien conocido, aunque quizá no suficientemente analizado: ha llegado a los centros la angustia por terminar los temarios, o, como mínimo, por dejarlos lo menos inacabados posible.
Basta preguntarle al alumnado sobre es…