Creo que la vocación surgió en mí de forma temprana, cuando jugaba con mis muñecas a ser maestra. Y se acrecentó años después, en pleno franquismo, cuando compartía aula con treinta y nueve chicas más en un instituto de bachillerato. Observando a algunas de mis profesoras, quedó fijo en mí un deseo, que con el tiempo se haría realidad: quería ser como ellas y hacer lo que ellas hacían. En mis recuerdos intento descubrir el motivo y, pensándolo, me he dado cuenta de algunas cosas. Por un lado, fueron precisamente profesoras las que despertaron en mí aquel deseo, quizá por el…
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