La casualidad ha propiciado grandes descubrimientos científicos (Tatón, 1967; Royston, 1985), pero también ayuda a detectar fenómenos sencillos. Ambos casos requieren una mente preparada (alerta y entrenada) para aprovechar científicamente una observación casual. A continuación describo dos demostraciones de física que descubrí casualmente. La primera, cuando intentaba economizar espacio, guardando una botella de gaseosa dentro de un bote de Cola-Cao; la segunda, mientras jugueteaba con un tapón de vino durante una comida. Por su carácter motivador, ambas tienen aplicación en el…
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