A principios del siglo xxi, las vías de transmisión tradicional de los saberes de la buena crianza de los niños más pequeños han desaparecido. En el pasado, se trataba básicamente de un aprendizaje compartido entre las mujeres de diferentes generaciones; en el seno de la familia, entre el vecindario. Tener una criatura, criarla y educarla era una experiencia repetida en el tiempo biográfico de la madre; el padre tenía un papel secundario. En cambio, el espacio comunitario de las relaciones informales en la vida cotidiana tenía un papel clave (que hoy redescubrimos). Después, la cr…
Contingut només disponible per a subscriptors
Accedeix a aquest article individual per només
3€ IVA incluido
Descobreix tot el nostre contingut sense límits
Ja tens compte? Inicia sessió