Cada niño se presenta ante los demás con sus gustos, sus dificultades, sus experiencias, su modo de hablar, de sentir, de moverse y de ser. Intentan contentarme, quedar bien conmigo, gustarme. Yo también hago lo mismo con ellos. Bromeo, les bailo, les hago reír, les propongo tareas sugerentes, les escucho, les ofrezco poemas, cuentos, teatros, juegos, y les pido orden y ley.Al ir pasando los días, van atreviéndose a mostrarse con mayor confianza. Por un lado, me hablan más y me atienden mejor; por otro, se animan a hacer “vida normal”, o sea, a llevar a cabo pequeñas transgresiones,…
Contingut només disponible per a subscriptors
Accedeix a aquest article individual per només
3€ IVA incluido
Descobreix tot el nostre contingut sense límits
Ja tens compte? Inicia sessió