Vayamos por partes
El preámbulo no engaña a nadie: se inspira en unos principios pedagógicos y en un modelo curricular que se corresponden con una concepción clasista, jerárquica y desigual de la sociedad, con la ideología de la meritocracia individual, con el principio del autoritarismo y la sanción como base del estímulo al esfuerzo y con una visión academicista y libresca del saber y la cultura. Ahora bien, se salvan algunos universales de la sociedad de la democracia liberal y de la economía posindustrial que decoran de actualidad y progreso un conjunto esencialmente retrógrad…