El 13 de enero de 1998, después de permanecer casi treinta años en la cama como consecuencia de un desgraciado accidente, Ramón Sampedro consiguió gracias a terceras personas algo por lo que estuvo luchando legalmente durante años: una muerte digna.
Su libro, una recopilación de cartas, poemas y escritos producidos con un pincel que sujetaba con los dientes, tiene por subtítulo “morir para vivir”, que resume una de esas paradojas a las que hemos de enfrentarnos en momentos clave de la vida. Ramón Sampedro amaba tanto la vida que entendía la muerte, su propia muerte, como una liberac…