A modo de “Principito”, el profesorado, con el tiempo que empieza a ganar en densas y continuas batallas por la jornada continua, camina en busca de nuevas fuentes donde saciar su sed.
El profesorado de nuestras escuelas de finales y principios de siglo sabe que está solo ante los problemas sociales y culturales de los nuevos tiempos; sabe que quieren dejarle completamente solito, ante un nuevo y desconocido trabajo que se le antoja excesivo, complejo, difícil. Alguien, con mucho poder, no quiere compartir las causas del tiempo complementario; le deja sin medios en medio del ruedo, y le co…